martes, 30 de noviembre de 2010

ANÉCDOTAS FAIQUEÑAS

CACHITOS FAIQUEÑOS

La presente recopilación consta de anécdotas auténticamente faiqueñas.
Estoy cambiando los nombres  para no herir susceptibilidades.
A)  MAL MANDADO.
El hombre mas juguetón de  todos los tiempos, un pendejito a carta cabal, ha sido y será siempre Santiago Arrieta (Papujo), jaranero, mujeriego, trabajador desde niño, bien educado, (no es feo),  y derrochador como nadie; la chacota lo mantiene joven y ahora que por un glaucoma hereditario esta ciego no deja de bromear con todo el mundo. Son tantas las bromas que él ha hecho que lo obliga también a tener correa para aceptar cuando a él se las hacen entre tantas como son voy a describir las pocas que recuerdo.
Su casa, tiene un diseño de su inspiración: estilo campestre con jardín intermedio y agua propia del manantial de su inverna, está bien aprovechada la presencia de una piedra grande y redonda que divide su casa de la acequia, sobre la cual ha edificado una grutita dedicada a Santa Ana en homenaje a su recordada hija Ana María Victoria, y al costado su lavandería y baño. Está ubicada en una lomita dentro del pueblo, pero aislado por patios grandes de escalones y terrazas con jardines alrededor, viven solos con su esposa Panchi, quien también muy laboriosa se dedica a las confecciones y repostería de calidad.
En tiempos de Velasco se tenía que formar cola en la plaza del pueblo, frente a la Municipalidad para comprar los artículos de primera necesidad: azúcar, arroz y otros. Como no tenían otra persona quién les  haga los mandados, tuvo Santiago que formar su colita para comprar arroz, que Panchi necesitaba con urgencia para el almuerzo, sin embargo, Santiaguito luego de realizada la compra, cual niño malmandado se puso a jugar descuidando su alforja con el arroz. Pedro Moro (otro integrante de la collera)  descubrió por casualidad que en la alforjita que estaba sobre la banca a su costado contenía el valiosísimo y escaso producto que no había alcanzado a conseguir, entonces enterado que era del blanco aprovechó para siquiera sacarse un clavo de tantos que  ha recibido. Entonces, en forma muy disimulada escondió el arroz y puso en su lugar una cantidad parecida de arena.
Cansado de jugar y de bromear, Santiago se acordó que era urgente el mandado y presto se constituyó a su casa donde llegó y avisó a su esposa: Panchi, allí está el arroz, dejó el encargo sobre la mesa y volvió a salir, porque según él no podía estarse un minuto en casa, no aguantaba a su mujer por sus reproches y celos.
Panchi dejó por un momento la costura y empezó a preparar el almuerzo, aliñó el arroz y mientras hervía el agua  se puso a escogerlo, su sorpresa fue grande cuando descubrió que en la alforja no había mas que arena. Comprendiendo luego, que a su comprador malmandado, le habían cambiado el producto. No podía ser de otra manera porque ya conocía a su esposo y tuvo que salir ella a conseguir algo para cocinar y de paso buscar a su callejero Papujo para jalarle las orejas por malmandado y devolverle la arena delante de tantos mirones que en El Faique no faltan, quienes celebraron a mandíbula batiente porque sabían de la travesura del Moro y ya habían comenzado a cantar un burrito dependiente lleva carga y no lo siente y el tal Papujo inocente de todo sonreía llevándoles la corriente hasta que le llegó su cafecito.
B)      SACRÍLEGOS.
Pedro Moro, tenía a cargo la construcción de la parroquia de El Faique, y se dio cuenta que Papujo paraba sentado en el atrio observando sus defectos; lo que le incomodó sobretodo cuando le argumentó al párroco que la pared estaba torcida porque el maestro de la obra era patojo y virolo. Por eso se propuso desquitarse de alguna manera siquiera una de tantas que le viene haciendo este desgraciado que ya no se compone por más que le cae de vez en cuando su coscorrón. Para ello le ofreció vender una ventana de fierro que según él, le sobraba en la construcción.
El negocio para Santiago le cayó de perilla porque justamente estaba necesitando una para la casa que construía detrás de la iglesia y esta vez el panalito estaba en una ramita de culantro (como se dice cuando las cosas están fáciles). Pactaron el precio y como la oferta era buena hasta celebraron al costadito en la cantina de Shore, con tragos a cuenta del comprador. Pero, la condición era que tenía que retirarla por la parte posterior el lunes a las 6.00 de la tarde, hora en que los peones salían del trabajo y dejaban cerrando todo.
Como se trataba de una venganza, Pedro viajó a Canchaque para darle quejas al Párroco que los fierros y herramientas de la obra, estaban perdiéndose y que estas perdidas se producía siempre a la hora de la salida; “por gusto véngase mañana lunes y va a comprobar”. Tan convincente fue que el Párroco por la noticia y preocupación le brindó un buen almuerzo, víveres de Caritas y la propina para los pasaje.
El día lunes,  el padrecito llegó sin hacer notar su presencia y se escondió en la Sacristía cercana a la obra.
Al escuchar el ruido que esperaba, se levantó la sotana, la ajustó bien con el cordón a su cintura y salió hacia la parte posterior de la iglesia dispuesto para trompearse con el ladrón o emprender la carrera tras él para empuñarlo, grande fue su sorpresa al observar que su ventana caminaba en los hombros de su buen amigo y cuidador de la iglesia. Santiago Papujo.
Muy molesto, y con mucha razón porque según la denuncia los daños eran cuantiosos, el curita sin ánimo de pelear porque en talla tenía mucha desventaja le increpó muy seriamente: HEY SANTIAGO ESA VENTANA ES DE LA IGLESIA. El ladrón sorprendido, astuto como es, devolvió la pedrada recibida por el vendedor, contestándole al sacerdote: ¡no sé padrecito,  Pedro Moro me la ha vendido diciendo que usted no quiere pagarle por eso se hacía pago con las cosas!.
Como ambos se reían en el careo que se realizó de inmediato ante el altar de San Miguelito; el Reverendo comprendió que se trataba de otra broma en la cual lo habían utilizado haciéndolo venir desde Canchaque.
Como en El Faique todo se hace  para reírse sobre todo por tratarse del 30 de diciembre, y  el curita no se quedaba atrás cuando de chacota se trata, lo celebraron con un vinito cortesía de la casa.
C)     ROBA LIMOSNAS.

En otra oportunidad, tomando a Papujo como chivo expiatorio, Pedro Moro pegó un tiro con curva, como se dice cuando se da gato por liebre. Estaba trabajando en la iglesia y al notar la presencia de la esposa del sacristán, fingió no haberla visto y empezó  a rajar, comentando que a Papujo le gusta estar en la iglesia para cogerse las limosnas, y que él lo veía siempre cogiéndose los billetes y dejando el sencillo para el Santo Padre, opinando que la gente ya no quería ofrendar, pues sabía que había un vivo que se las agarraba.
Con tal realismo se expresó que la susodicha tomó por cierto lo escuchado y desde entonces, se puso a espiar al acusado mirándolo despectivamente, ya que las limosnas brillaban por su ausencia.
El día domingo llegó el párroco de Canchaque a celebrar misa, y  el sacristán convencido por su esposa, apurado, transmitió el mensaje al reverendo. El representante del clero, llamó al sacrílego Papujo ante el Tribunal Supremo para hacerle declarar sobre la denuncia que la señora acusaba como si hubiera visto.
Papujo con su conciencia tranquila, negó todo, sosteniendo que él vive de su trabajo. Al llamar al testigo Pedro Moro, este negó haberle dicho algo a la denunciante. Descubriendo el padrecito que se trataba de otra tomadita de pelo preparada por el Moro para fastidiar a Santiago y de paso saber hasta donde llegan las malas interpretaciones femeninas. A diferencia del caso anterior la vergüenza de una de las partes no dio lugar a celebraciones.
D.   CURA TAXISTA.

Santiago o Papujo como mejor quiera llamársele, fue un excelente pastor, no religioso ni campestre sino varonil, había ubicado en el atrio de la iglesia su puesto de observación como el halcón que posa siempre en la cruz de las torres de la iglesia, esperando la oportunidad que las guambras estén solas y listas para hacer presa. Era tan descarado su comportamiento que no faltó quien se vaya a Canchaque y le sople esto al cura sobretodo porque estaba chocando con sus intereses.
El curita no por competencia ni complacencia  viajó expresamente a El Faique, estacionó su carro frente al atrio de la iglesia,  e invito a Santiago a subir para dar un paseo, al llegar al puentecito que pasa de El Faique a Pampa Alegre, paró el carro, abrió la puerta y le dijo Santiago aquí queda tu casa ya puedes bajar. No quiero verte nunca más como halcón en mi iglesia. Ante el reclamo con risita de cuy del caballero, el cura lo hizo callarse reiterándole el noveno mandamiento, soltando una carcajada maliciosa bien celebrada por los curiosos que se sorprendieron cuando llegó el cura a recogerlo y siguieron el espectáculo hasta el final.
E.CIGARROS PARA THOMÁS,  
Así como en los casos anteriores, las víctimas, siempre han buscado la oportunidad para vengarse, esta vez fue Toquima quien se dio cuenta que en los bolsillos de la chompa de Santiago, entonces fumador empedernido, tenía dos cajetilla de cigarrillos finos, con mucha sutileza las sustrajo y como habían muchos testigos tubo que compartirlos prestándole a Santiago sus fósforos, para encenderlos, estos recibieron y fumaron muy risueños, por la travesura de uno y la inocencia del otro que no sabía que estaba prendiendo sus cigarros y que el petiso (toquima) quedaba bien con responsos ajenos. Santiago buscó en vano sus cigarros y creyendo haberlos dejado en casa, le pidió a Thomás que le invite uno, pero este en tono burlesco, le negó diciéndole como Quico al Chavo, si te provoca  COMPRA. A Santiago no le quedó otra alternativa y tubo que comprar una cajetilla nueva para dar gusto a su cuerpo. Arrancando estruendosas risotadas del respetable y la duda de Santiago quién al no encontrar sus cajetillas en sus bolsillos creyó haberlas dejado olvidadas en su casa hasta que don Ricardo comentó ricos los cigarros de Santiago, y este nuevamente gesticuló esa risita de cuy que quería decir espérate nomás so petiso que si te agarro te vas a acordar de mi, mientras que toquima miraba sonriente por la ventana listo para correrse en cuanto salgan a buscarlo.
F.  LONCHECITO.-
En otra oportunidad, fue justamente el más petiso del grupo, quien se atrevía a tomar el pelo a Santiaguito. Esta vez Panchi le había mandado a Santiago a comprar tortitas de huevo en Palambla,  para invitar un lonche a una amistad de Piura que le estaba visitando. Al llegar a El Faique, el mal mandado se puso a mirar televisión en la tienda de Pascual, dejando las tortitas sobre el mostrador.
Al notar Thomás descuidado al dueño de las olorosas tortitas, las cogió a escondidas, y se fue a tomar su lonche, de regreso, encontró a Santiago buscando su pérdida sin saber quién podría haberle hecho esta travesura, y por mas que Tomás burlonamente le refería que acaba de tomarse un lonche con tortitas de huevo, Santiago no le creyó porque (según él)  no lo había visto en el grupo cuando llegó de comprarlas, los presentes se reían con ganas, viendo al incrédulo Papujo y al insistente Tomás, sobretodo cuando con cachita el palomilla saco una torta y se puso  a comer alejándose del dueño para que no le pegue. Santiago con esa risita que le conocemos no hizo mas que anotar una menos de tantas que él ha hecho. 
G.   EL CACHUL.
Al iniciar la construcción de la parroquia de El Faique, el maestro albañil  Pedro Moro mató un cachul que encontró entre las piedras, tentado por la pestilencia del asqueroso animal, decidió hacerle una buena a su enemigo  Santiago. Para ello, aprovecho, que la “víctima” no se encontraba en el rancho que cerca de la obra había construido para cuidar el secado de su café, y escondió el animal debajo de la cama.
Durante dos noches Santiago no pudo dormir tranquilo, debido a la hediondez que había invadido su dormitorio. Al tercer día, muy temprano se levantó a indagar el motivo, encontrando bien empaquetado el encargo.
Como para él nadie podría atreverse a fastidiarlo, sino alguien que estuvo a punto de perder la virginidad en sus manos, dedujo que seguramente Moro era el autor.
A su manera de pensar, el que las hace las paga y él no podía quedarse tranquilo con esta deuda, decidió vengarse y sin despertar sospecha armó su plan: hizo dos pedazos de la presa y atada con piedras las depositó en los cilindros que acumulaban agua para la obra y  para lavarse inclusive.
Una tarde, terminada la jornada, Moro descubrió que en el cilindro que usaba para bañarse surgían unos gusanitos y gusanazos, despertando curiosidad porque el agua que llenaban era de la cañería de agua potable. Entonces se secó el cuerpo después de bañarse, se vistió y antes de salir decidió vaciar  el tanque  para llenar agua nueva al siguiente día. Al revisar la limpieza del cilindro, descubrió que el animal que dejó debajo de la cama de Santiago había cambiado de lugar y que quien a yerro mata a yerro muere. Desde entonces dedujo que no se le pueden vender vicuñas al  rey de la puna.
 Un poquito cochino pero real por eso me atrevo a contarles.
H.   SOMNÁMBULO.-
Este episodio de Papujo, de la vida real como todos los que estoy escribiendo, sucedió en sus años mozos, cuando por su filiación política fueron castigados y llevados al servicio militar, conjuntamente con su compadre Elías y otro faiqueño más cuyo nombre no lo doy por las razones siguientes:
La camaradería era grande en su internado y se protegían mutuamente como también se hacían bromas y ¡que bromas!. Una noche Santiago se hace el somnámbulo y se pasa a la cama de éste fulano a quien lo habían persuadido que su compadre Elías sufría de somnambulismo, y que era peligroso porque si les hablaban podían alocarse y que era mejor dejarlos actuar que luego regresaban a su cama y seguían durmiendo.  El dueño de cama al sentir su presencia se acostó al rinconcito dejándole comodidad al visitante, a quién presumía estaba extrañando a su hermana pues siempre y a cada rato la recordaba pensando en que le tocaba da a luz. Papujo convencido que el pez había mordido el anzuelo, empezó a forcejearlo para violarlo, oponiendo resistencia hasta donde dieron sus fuerzas. Vencido por el robusto Santiago, y con el cuerpo a punto de gol,  Fulano pegó un grito de impotencia que despertó la carcajada de los indiscretos mirones, que esperaban el desenlace. Lo que dio lugar a que el Fulano llorando de rabia comente yo creía que era mi compadre Elías, por eso no le hablaba para que no se vaya a alocar, y siguió diciendo es el pago que me da este desgraciado de mierda, yo que hasta me he metido al comedor de oficiales a robar comida para darle porque no le gustaba la comida que nos daban a los soldados. Y lleno de cólera  agarró a patadas a su compadrito Elías por su complicidad con Santiago.
Conversando con los actores, éstos ratifican el suceso, negando el “fulano” que ha estado a punto de perder su virginidad. Y desde luego dando su raje para “este shingaya” como suele llamarle a su compadre espiritual.
I.  GALLINAS DE LA TALANQUERA,
Las travesuras de Santiago eran tan bien hechas que pocas veces lo descubrían, salvo se trate de sus secuaces que dígase de paso abundaban, una madrugada para complementar su jarana  decidieron comer gallina de las tantas que conocían en los gallineros ajenos, no digo corrales porque en ese tiempo no se usaban y la crianza era libre con gallineros al alcance de los transeúntes, pero no había problema porque gallinas todo el mundo criaba.
El gallinero más cercano fue el de doña Benigna, una gran amiga de Santiago, quién hacía dormir sus animales en la talanquera del horno de su panadería ubicada al costado de su casa, sin paredes y al alcance de la mano.
Como no tenía permiso de la dueña, Santiago creó como coartada que el chancho se la había comido, para ello dejó las patas y la cabeza chancando los extremos con  piedras, como suelen quedar en estos casos. Al amanecer, la dueña fue a dar de comer a sus gallinas y descubrió el daño del depredador, consolándose sola porque  no había remedio, si comentando que era simplemente una gallina menos.
Al salir Augusto hijo de doña Benigna, compinche de Santiago a ver el daño, no tardo ni dudo en exclamar ESTE HA SIDO SANTIAGO. Pues mas que nadie conocía de sus mañas y corrió a denunciarlo al puesto policial que funcionaba en aquel entonces en la primera planta del palacio municipal.
Como la amistad era muy grande y sabiendo que todo era por humorada la buena amiga le perdonó la ofensa a Santiago, quien se comprometió a pagar la plumífera y que los agravios los paguen las gallinas ellos no tenían porque molestarse.
J. EL BAÑO EN EL MANGO.
Santiago así como era un hombre muy trabajador, era metódico y le gustaba buscar comodidad para sus necesidades. A pocos metros de su casa, aguas arriba de la quebrada como le llamaban a la acequia que atraviesa el pueblo y discurre por detrás de su casa, bajo la sombra de un mango, aprovechando la caída de las aguas, preparó un baño con hojas de guayaquil que le servía de ducha a chorro. Este baño fue atracción del pueblo que  estableció allí y en las pozas y piedras la lavandería y el baño comunal al aire libre. 
Una tarde mientras Manuel Eugenio se bañaba, teniendo la cara jabonada, sintió que le caía el agua con basuras, al quitarse el  jabón y abrir los ojos, descubrió que Santiago se había metido a la acequia y riéndose le ensuciaba el agua. Bien echa la jugada pensó y como si nada hubiera pasado, dejó que se aclare el agua y terminó de bañarse. Sin enojos porque todo es para el vuelto. Y si ahora me la haces mañana me la pagas.
Desde entonces Manuel Eugenio se puso al aguaite hasta que un sábado por la tarde cayó el venadito. Santiago salió de su casa con la toalla al cuello y su bolsico de utensilios de limpieza y ropa limpia, tomo rumbo al chorro sin percatarse que lo estaban espiando, sobretodo porque ya habían pasado varios días y nada le había ocurrido, y además este petiso qué podría hacerle si de un sopapo lo descalabra, entonando su Fruto Amargo, se desnudó y tiritándose de frío se metió al agua. El petiso ofendido, se deslizó sigilosamente entre plátanos y piedras hasta posesionarse detrás del mango y esperar el momento propicio. Al verlo bien enjabonado y con los ojos cerrados se ubicó sobre la piedra que forma el chorro y dejó deslizarse el cúmulo de orina que tenía almacenado para este fin. Para Santiago, algo andaba mal, sintió que justo en la cara  le caía agua calientita y salada, se metió al chorro para quitarse el jabón frotándose los ojos pero el mal no terminaba porque el agua caliente seguía cayendo impidiéndole abrir los ojos por el ardor que le producía. Luego de breves segundos de estar metido en el agua lavándose los ojos divisó en la parte alta a Manuel Eugenio haciendo de terma, hasta la última gota; como Santiago estaba en situación indecorosa y no podía salir, el churre  (como también se le conocía a Manuel Eugenio), aprovechó para darse a la fuga corriéndose a su casa porque de allí no podía sacarlo por el respeto que se guardaban Santiago y su comadre Benigna madre del picho. Santiago recordó que tenían una  deuda pendiente con el Petiso y las cuentas quedaban zanjadas y se perdonaron después como es ley con buenas copas de cañazo.

1.         MARINERA  AL ESTILO HUASIMAL.
Realmente me impresionaron bastante las narraciones que hacía el tío Pedro Andrés, acerca de El Faique a principios del siglo que fenece, ojalá su hermano, el tío Miguel Jesús dé publicidad a tan valiosos apuntes, de los cuales voy a rescatar el que se refiere  a  una estampa de los años treinta.
 Se trata de una ocurrencia del señor Carrión, propietario de la hacienda Huasimal, quién solía distraerse con sus esclavos reuniéndolos en el frontis de su casa para celebrar la tarja, como se le llamaba al sábado por la tarde cuando se les pagaba la semana de trabajo, o cualquier otro motivo, les ponía a disposición las pailas con  guarapo, y yonque; y le brindaba una opípara comida, mayormente constituida de carne, queso, acompañando los famosos civiles, guineos o pilas (como se les conoce a los plátanos verdes sancochados); alegraban la reunión los improvisados cantores de chuscadas, tonaditas y cumananas como Rumaldo Machado célebre por sus inspiraciones como la que dedicó a su queridísima suegra, que decía:“

Del cuero de las pelotas de un piojo,
voy a hacer un redoblante;
para tocarle a mi suegra,
por detrás y por delante”.
Como la tecnología no llegaba todavía, sacaba su piano de manivela, y los hacía bailas formados en dos columnas frente a frente. Lo peculiar de estos festejos se daba cuando el anfitrión, como número central, a ritmo de marinera, realizaba el famoso “REINADO”. Para ello, con voz de patrón ordenaba a las chinas,  levantarse la pollera y mostrar su lushpe y sudorosa cosita, luego pedía a los varones, elijan el bizcocho más bonito, coronando a la elegida como la REYNA de esa noche, nominación que siempre recaía en quinceañeras.
Después, ordenaba que los varones aflojen sus cinchos y  dejen caer sus pantalones  para que las chinas también escojan la mejor pichula, o mazo como le llaman a su dardo de amor. No es necesario advertir que ni cholos ni chinas usaban prendas intimas, y tampoco había lugar a la vergüenza, pues quién se negaba a ventilar sus miserias, iba a parar al cepo, que para muchos era peor que el infierno. Entonces a señal directa se tenía cada semana una pareja a la cual premiaban con vivas y aplausos, unas copitas de vermouth  y un mate lleno de alverjas con guineo, para luego darles la oportunidad de darse solitos un baile de marinera; no con lo que Ud. amigo lector esta pensando, pues éste protector era conocido públicamente como un gran puritano.
Se imagina Ud. Amigo lector tan hermoso espectáculo, ciertamente  vale la pena escenificarla. Creo sería una gran atracción para los turistas.  Ya me veo en primera fila.

2.               DESFILE DE BURROS.-
 Del tío jota he dado unos pequeños rasgos, y en honor a la verdad, debo ampliar según el episodio a narrar, pues siempre sus ocurrencias sirvieron de acompañamiento en toda ocasión, y, es que mientras las aguas estaban tranquilas era pacífico, pero cuando trataban de cogerlo del pelo, era difícil de consumarlo y salían perdiendo. Esto le sucedió al pueblito que lo cobijó por mucho tiempo, donde por celos, los jefes de familia le cerraban las puertas.
Esta actitud fue motivo para que él salga a rajar de la pobre gente comparándola con los jumentos. Como él era blanco, los criticaba: “estos zambos al nacer caen al suelo, se revuelcan, se sacuden y salen caminando”, pretendía sugerir que las madres no se preocupaban por cuidar a los hijos lo cual no le creemos.
También acusaba a los chanreños como descuidados y jaraneros (de lo cual si podemos dar fé porque muy bien hemos compartido celebraciones espontáneas y a todo dar); y, que a pesar de tener buenas tierras y abundante agua, no eran capaces de sembrar artículos de pan llevar, motivo por el cual basaban su alimentación en conservas de todo tipo, al extremo que los campos están invadidos de latas vacías.
Imagínense, nos contaba, cuando recién llegué al pueblo, la primera noche no pude conciliar el sueño, por la terrible bulla que procedía de la calle, debido a que una burra estaba enlunada y una manada de burros la perseguía, no me incomodaba tanto el sonido de tambor, que producían las patadas de la burra en los pechos de los burros, ni el rebuznar porque es natural en nuestros campos escuchar este sonido cada hora desde las once de la noche.
Lo que me incomodaba era el estruendo insoportable que producían los burros al correr porque en sus cascos llevaban puestos como guantes estas latas de atún vacías, que invadían los caminos del pueblo.

3.               ARROZ CON LECHE (EL DAÑO)

       Según el tío Jota, la brujería es una gran cojudés, el daño no puede hacerse si no se da por la boca, y lo que cuenta lo hace por experiencia según dice:
      Una vez me hicieron daño para volverme maricón, y el problema se manifestó no con falta de carácter, ni debilitamiento de voz o escozor de lojetedige, sino que empezó con dolor de cabeza, o mejor les cuento todo. ..:
       Un día me peleé con mi mujer, y para que no me joda le dije que ya no la aguantaba, y que me voy a largar de la casa. Como no tenía dinero, debía viajar a Juzgara a vender una máquina de coser, ella, pensando en no perderme porque si eso sucedía, creo que hasta se moría la pobre porque yo siempre fui el sostén de la familia; al verme arreglar la máquina; para que no me consiga otra, mi mujer me dio un brebaje en el arroz con leche que me invitó de despedida.

Tan efectiva fue la pócima que mientras esperaba movilidad, el cuerpo me llamó varias veces al campo; ya en el carro empecé a sentir dolor muscular, no sé si se me aflojaron las esfínteres, pero me sentí muy mal. Al llegar donde Brígido García (un gran amigo por cierto) en la ruta a Huancabamba, bajé para tomar el caminito de herradura que conduce a Sondorillo.
 Aquí me dio fiebre y la cabeza empezó a dolerme terriblemente, parecía que me iba a explotar, creo que el destino esperaba que aquí se consume mi fatalidad, pues perdí el conocimiento y he dejado mi cuerpo a disposición del dueño de casa, felizmente ya conocían mis problemas familiares, y no dudaban de mi virilidad, entonces con ishpingos y ashangos lograron reanimarme hasta que trajeron a un curioso y este empezó el tratamiento, según el diagnóstico, debía hacerme botar el daño. Para ello empezó aflojándome el pantalón, y sobándome del ombligo para abajo,  unas frotaciones tan agradables que me hicieron eyacular,
 Luego me explicó que ya había sacado la leche que me había hecho daño, y me pidió que para cumplir la curación debía para sacarme el arroz, para lo cual me pidió que me ponga boca abajo sin subirme los pantalones. Allí no más le dije, porque me acordé que la cojuda de mi mujer de alguna manera me quería joder y desde el principio me di cuenta que me quería volver maricón
 Yo creo que de susto me curé pues de un salto me levanté de la cama. Les dije que ya me siento bien y recuperando mis fuerzas, con un poquito de susto porque parece que el indio quería probar carne blanca, cogí mi máquina, me la tiré al hombro y seguí mi camino, escapándome, sino me malograban. Por esto puedo dar fe que el daño te lo dan por la boca nos reiteró.

4.               APUESTA COCACHOS.-

La distracción en El Faique, va siempre acompañada de unos juegos de tejas, o tejos como les llama el tejólogo huarmashquino Librado Quiñónez y para motivación se usa el jugo de esa planta milagrosa que cura todos los males, crea ricos desde la miseria más grande y poderosos desde la debilidad humana. Jugo espumoso y agradable que se fermenta, se purifica destilándolo y que se convierte en el irresistible cañacito.
El que pierde el juego se gana el premio de degustar una buena copita de este elixir, caso contrario,  paga la cuenta etc. etc. Estimulación que deben recibir religiosamente, en caso de resistencia, demostrando incultura etílica, son desalojados del derecho a la diversión;  Y nadie estaba en condiciones de perderse los gratos momentos de chacota que se daban en el evento. Otras  veces se quedaban para evitar el raje, pues,  pobre del que falta, o se cruza por delante y no acepta una copa de este llamado también salta pa´traz o rasca buche, porque lo hacen leña, y peor, si no deja para una media botellita.
 Tan inevitables son los rajes, de chacota desde luego, y aunque de broma en broma se dicen unas verdades muy duras, pero no dejan huella y nadie se molesta. También existen los precavidos como Chinchilito, quien cierto día tubo que recurrir a su ingenio de bernaleño para librarse del grupo que plácidamente fisgoneaba en una banca de la plaza de armas. Antes de pasar frente a ellos, sofrenó su mulita parda y picha como él y dirigiéndose a los sorprendidos fisgones les dijo: disculpen señores, recojan su lengua que voy a pasar. Y se marchó confiado que puso el parche antes que se rompa la tela.
 En otras oportunidades, se dan encuentros de cholo a cholo, sólo por el gusto de tomar, como hicieron los compadres Cuco un retaco y macuco y Barbas, corpulento y de puños pesados como su padre Andrés Toro. Pero jugar solos no es agradable, y cansados de tanta copa, decidieron apostar otra cosa, como no encontraron nada bueno para apostar, porque ya estaban turbaditos, apostaron cocachos o coscorrones.
           Para ello decidieron jugar a punto viejo, sistema que favorece al que hace mayor puntaje en la tirada. En el primer juego, la suerte le ayudo a Cuco, y Barbas tuvo que acercarse para recibir el castigo. Como todo cocacho ajeno de quién venga duele, el robusto soportó pujando pero listo pa´l vuelto, en el segundo juego, con mano firme como se le conoce, Barbas, sacó el mas alto puntaje y ordenó: Compadre arrodíllese y cual martillo eléctrico le dejó caer un potente golpe en la mollera que según el compadre perdedor, sintió como que lo dejaron sembrado.
           Pero el juego no es broma y el que corre pierde, confiado en su mano, Cuco siguió. La tercera jugada volvió a ganarla Cuco, y como pidiendo clemencia al contendor, apenas le rozó el cocacho; un poquito tranquilo, calmándole el malestar del primer golpe, ordenó a su rival: Compadrito Barba  perdedor sale, indicándole que debía jugar primero; para su mala suerte la primera teja, con la cancha libre, se posesionó de la raya y Cuco no pudo botarla ni ubicarse bien, dándole el triunfo a Barba.

           Barbas nuevamente acomodó a su compadre de rodillas y con un combazo de arriba hacia abajo,  dejó descargar una ves más, toda su ira traducida en potencia sobre la mollera de Cuco. Este con gran esfuerzo, aguantando el dolor, apretó la respiración para levantarse aunque unas lágrimas se le escaparon sin querer. Juego seguido tiró la primera teja apoderándose del tablero pues la segunda también le ligó y en pocos segundos haciendo de juez y parte, ganó la jugada.
           La venganza es dulce, pensó Cuco y ordenó a su “Compadrito del alma” que se agache un poquito (porque él es retaco) y poniendo la falange de su dedo corazón como diamante de minero, hizo no un puñete sino un cocacho, imprimiéndole toda su fuerza y ganas, le descargó un potentísimo quiñe en la sien derecha, para luego como gato asustado emprendió veloz carrera a su casa donde al llegar, empujó la puerta y corrió a abrazarse de su mamá Tomasa quién se encontraba en esos momentos caminando por la sala.
        Aquí, como criatura, soltó el llanto que tenía comprimido desde que recibió el segundo coscorrón; muy sorprendida la mamá no salía de su asombro al ver llorar a su hijo, un hombre cuarentón, casado y con hijos,  y detrás de él, ver a Barbas que con toda tranquilidad le decía venga compadrito sigamos jugando, sin dar muestras de pelea alguna. Y sobre todo porque Cuco sólo balbuceaba interjecciones, parecía que le habían cocido las quijada y no podía hablar bien.
        Ya calmado del dolor, Cuco pudo explicarle a su mamá lo que le había sucedido. Ella soltó unas lagrimitas pero de tanto reír por la ocurrencia de su hijo y su sobrino.

5.   SE ME HABRÁ CAÍDO.-
       Así como aprendimos a recorrer los campos con mi padre en busca del pan de cada día, estas caminatas nos permitían enterarnos de sus fechorías o travesuras para llamarle mas suavecito,  en esto no funciona el decir de que quién a lobos se junta a aullar aprende, porque de lo que voy a contarles, nada le hemos aprendido. Si algún chispazo me ha salido parecido, es una inspiración propia. Veamos.
          Después de una gran jornada  muy larga por el campo, llega mi padre a casa y pide que le den ropa seca para cambiar la que llevaba puesta, mojada por el sudor  y la torrencial lluvia que le acompañó en su recorrido.  Al desnudarse,  mi madre observó con sorpresa que mi padre carecía de ropa interior, algo inconcebible para ella, porque siempre le proveyó de este implemento, bien limpiecito  y en buenas condiciones;

         Intrigada mi madre al notar la falta; y suponiendo lo que humanamente habría hecho, le preguntó  ¿Qué pasó con tus calzoncillos?, el susodicho poniendo carita de inocente contestó ingenuamente  SE ME HABRÁ CAIDO. Como si se tratase de una prenda que pueda salir sin permiso del dueño. La imaginación de mi madre dio por terminado el tema ya que su fiel Oscar sería incapaz de sacarle la vuelta, y seguramente al pasar por la quebrada San Antonio, antes de llegar a casa se habría bañado.

6.               ZAMARRO.-
 Cuando los campesinos tenían necesidades económicas, buscaban siempre un patrón, a quién le vendían el producto de su siembra, sistema conocido como la compra a cosechas, porque el pago se daba precisamente en tiempo de cosechas, ahora son pocos los campesinos que cumplen sus compromisos, se ha malogrado la gente, y precisamente uno de estos le había vendido una arroba de alverjas a don Juan.

Como pasaron varias lunas, y hasta años y el cholo no cumplía, don Juan aprovechando que el campesino había bajado a gustar la fiesta patronal de San Miguel de El Faique, al verlo, le gritó con lisuras y todo, Oye indio zamarro cuando me pagas las alverjas que te compré hace años.

El campesino con el mismo tono de voz  le contestó: zamarro tú blanquito, que no me pagates el daño que le hicites a mi hijita de trece años no más, y ansina me estas cobrando tuavía.

El cobrador que fue por lanas, salió trasquilado y con el rabo entre las piernas porque la gente que los rodeaba se largó tremendas risotadas.

7.         MATRERITA.-

         Otro día este tal Juan había llegado en plan de negocios al caserío de Culo Mata o Cruz de Piedra como se le llama hoy; y tomó posada donde su compadre Cunia, padre de una morochita de 14 años que se había enamorado del visitante y siempre que llegaba se le resbalaba a su cama. Esa noche, tenía que ser igual a todas.

          Los dueños de casa le acomodaron cama cerquita de las tuipas para que duerma calientito porque en esos 3,000 metro de altura, hace un frío invernal. Como en ocasiones anteriores, la china se pasó a su cama, y   Juan creyendo que los dueños de casa estaban dormidos, dio rienda suelta a su instinto. Gran chasco se llevó cuando la china en su éxtasis, estiró una pierna y levantó el palo que habían dejado de chispa para encender el fuego el día siguiente, levantando una llamarada que alumbró todo el ambiente, y dos hermanos de la matrerita como le llamaron después, que habían estado mirando (como quien dice para aprender) largaron la risa comentando, ja ja ja se le vio blanco el culo pelau del compadre,

          El fuego, así como salió se volvió a enterrar en las cenizas y como los padres no se despertaron todo regresó al silencio, hasta que salió el lucero de la mañana, que sirvió para que el visitante salga de la casa avergonzado por el suceso.



1)  JALA BIEN?.
Mi  tía Socorro la esposa de Vicente: jovial ella, y muy amigable, aprendió a curar espantos, luxaciones, torceduras, y quebraduras de hueso, a este trabajo le llaman JALAR, término con que se refieren también al arte de amar.
Un campesino que se había quebrado la pierna al caerse de su bestia, llegó  llorando adolorido a casa de la referida tía buscando auxilio. Al tocar la puerta, se repite la cantaleta como dice Vicente, anda tu…abre tu…. Borracho...., y sale Vicente a recibir la visita. El adolorido hombre respira profundo para atenuar el dolor y pregunta con ansia de recibir una respuesta positiva y un tratamiento inmediato: buenos días don Vicente; ¿SU SEÑORA JALA BIEN? Respondiendo Vicente de inmediato: CONMIGO LO HACE REGULAR, PARA LA CALLE NO SE COMO JALARA. El campesino adolorido no pudo mas que hacer una mueca de risa con dolor aunque ganas no le faltaban de curarse y darle su pateadura.

2)       SIN QUERER  ME HICE DUEÑA DE ESTA CHACRA.-
El tío Jota hermano de la mamá Matilde, y llamado tío por todo el pueblo, tenía una chacra en La Loma, muy cerca del pueblo, donde los vecinos dueños de lo ajeno no le dejaban  el café, las naranjas, ni los plátanos que abundantemente producían estas ricas tierras. Incómodo por esta situación, un día cogió su Winchester y pasó por donde los vecinos diciéndoles que se iba al campo a cazar venados; su plan era que lo escuchen los ladrones para encontrarlos infraganti, luego cambiando de camino se volvió a su chacra y se escondió. Ya en la oración escuchó en las hojarascas,  unos pasos que se acercaban al portillo donde él aguardaba. Al ver cerca a la persona hizo un disparo al aire y luego le apunto al cuerpo, la ladrona que salía con su alforja llena de guineos pidió perdón y le imploró, que no la mate, sin bajar su escopeta, el tío le dijo todo lo que tenía que decirle por tanto daño ocasionado que hasta el cerco se lo había llevado para leña,
Muy  indignado, (nos contaba) la amenacé llevarla al Puesto Policial de Canchaque, pero ella me pidió que no haga eso que el pueblo se va a burlar por su pobreza y que si robaba era por la ociosidad de su esposo que no le daba para comer. Para demostrar su abandono y pidiendo clemencia le dijo Don Jota por favor no me haga eso, HÁGASE PAGO CON MI CUERPO. Como el cuerpo es débil, siguió  contándonos, acepté la propuesta; y me hice pago con su cuerpo.
Pero tenía su guardadito la china, porque al concluir el arreglo, se puso de pie y luego de acomodarse el pelo y sacudirse la pollera me susurro al oído.  SIN QUERER ME HICE DUEÑA DE ESTA CHACRA.

3)       CARERA

Otro día me sucedió un percance parecido continuó el tío Jota con su relato. Encontré a una cholita que salía con su alforja llevando como un ciento de naranja, como en estos arreglos si no se gana se goza, me hice pago de la misma manera que el caso anterior, con la única diferencia que esta si era experimentada y me salió caro, porque además de ser exigente, sabía cobrar y me sacó la cuenta que el ciento de naranja en chacra  tal vez  costará un sol; por lo tanto me cobró los nueve soles de resto  ya que don Tomás  siempre le paga esa cantidad. Y no me quedó mas remedio que pagarle porque me había ganado en el arreglo talvez por la sorpresa y sería vergonzoso que me delate, después se acostumbró a que le pague con especies (leña, naranjas y plátanos) Nos comentaba que siempre le salieron caro estos arreglos, por lo cual decidió vender todas sus tierras. Donde si le iba bien ha sido en el trabajo de mensajero, un oficio que contaré después.

4)       ESA NARIZ DE JOTA

La yunta de Jota fue siempre Toquima, quién un día por bromear, al verle su dedo sin falangeta, en tono burlón le dice: oye jota si yo tuviera así mi dedo, mejor me lo hubiera cortado; la respuesta  no se hizo esperar, y como Toquima tenía la nariz accidentada, el tío Jota le contestó de inmediato: SI YO TUBIERA ASI MI NARIZ, ME LA HUBIERA METIDO AL CULO.
     Como lo dicho era en broma, no le quedó a Toquima mas que reírse de la respuesta de Jota.
Otro día siempre aparentando un diálogo serio, Toquima le dice Jota: ¿Que dirías si te hago suegro?, recibiendo la inmediata respuesta: que voy a decir  SI DE ESAS DESGRACIAS SE VEN TODOS LOS DIAS. Sin más réplica del sugestivo amigo.
5)  LEÓN GENTE
Lo que parece inverosímil, en El Faique, toma realismo porque los hechos así lo demuestran. La misha rastrera, es un gran auxiliar para recuperar las pérdidas, inclusive para conocer el futuro con pelos y señales, no es nada dañino, por el contrario muy útil para los campesinos que carecen de resguardo policial y menos de un servicio de inteligencia. Hay mishas del toro utilizada para curar el cáncer, el SIDA etc.   y otra llamada   misha de león.
Sobre ésta les contaré que la persona que la toma se vuelve un verdadero león, también quita hechizos y maleficios, pero su efecto es peligroso por lo cual tienen que cortarla en su debido tiempo sino se vuelven un verdadero carnívoro.
De los tres casos que se han dado en El Faique voy a contarle por ahora uno; el último no porque además de ser mi tía, la muerta esta fresquita. Veamos.
Eugenio Guerrero se fue una madrugada, antes que raye la aurora, o en ese preciso momento, a cuidar su chacra en La  Quinta, ahora propiedad de Manuel Espinoza, de pronto sintió un ruido detrás de él, al voltear a mirar, vio que un animal pegó un salto hacia arriba, era un perfecto león, su cuerpo totalmente desnudo de forma humana pero su cola larga. y la cabeza de león, impresionado de lo que observaba, le entro ese friíto que se siente cuando se tiene miedo y corrió al pueblo a contar lo que había visto, no le quedaron ganas de echar pasto a sus animales.
6)       EL MUERTO Y PAPÁ FÉLIX,
Papá Félix, el hermano de mi abuela Rosa, era un aficionado al casino, y a falta de competidores en El Faique, solía ir todas las noches a Palambla, donde se quedaba hasta altas horas de la madrugada. Si a esto se le llama un vicio, la cura, no la medicina, se dio una madrugada, al retornar a casa.
Al pasar por el camino que sube al cementerio de Palambla, observó parado en la lomita, un caballero montado en su caballo bien enjaezado, con atuendo español pero la cara tapada. Como ya era de madrugada y tenía que trabajar ese día, aceleró el paso sin darle importancia y sin temor alguno.
El jinete haciendo sonar las riendas y espuelas empezó a seguirlo, y seguirlo y seguirlo, motivando que el Papá Félix se detenga repetidas veces a esperarlo, pero el jinete se mantenía renuente y en el caminar y esperar se acercaron al barranco de donde parte el camino al cementerio de gentiles en la falda del cerro Huayanay. Aquí era estratégico para identificar al incógnito perseguidor, ya que la estructura del camino los ubicaba cerca entre una loma y la otra donde se encontraban.
Lo que vi no es para contarlo, Yo que no tengo miedo, Yo que no creo en cojudeces, vi que el jinete que me perseguía, levantó el vuelo con su hermoso caballo blanco y reluciente; y se perdió con destino al cerro Campanas. Si no hubieran ladrado los perros de don Fernando Quispe en su chosita del cerro Huayanay creo que me alocaba o quizá me hubiera causado la muerte de impresión. Estos fueron mi salvación y gracias a ellos ahora estoy con vida me contó.

  1. LO QUE ME IBA A PERDER.
 El tío Pedro Andrés, compadre de mi abuelo Encarnación, había tenido ciertas expresiones incorrectas contra su compadre. Enterado de ello el abuelo devolvió el sermón con el mismo portador.
Alejandro Ramírez vecino y compadre también de ambos, le advierte a Pedro que se dirigía una tarde donde su compadre, no vayas porque Encarnación está molesto contigo. Este haciéndose el sordo siguió de largo. Minutos mas tarde, al pasar Pedro por la casa de Alejandro, al verlo sentado  frente a su tienda, le gritó: SI TE HAGO CASO ME IBA A PERDER UN DELICIOSO LONCHE. Desde entonces Pedro prefirió hacerse el sordo para todo.

  1. CRISTO VOLVEDOR

En la década del cuarenta Pancho Martínez se fue a trabajar a Porcuya en la construcción de la carretera marginal de la selva, llevando su inseparable Cristo de bronce de unos 20 centímetros de altura como amuleto. Un día de pronto su amuleto desapareció, y fue difícil encontrarlo donde estaba trabajando. Al pasar ya varios días sin tener noticias de su pérdida, decidió regresar a El Faique, porque seguramente es un mensaje de su familia el hecho de que se le halla perdido.
Mucha razón tenía, pues graves problemas de salud sucedian con su hija.
Tan sorprendente fue también para él encontrar intacto a su adorable Crucifijo en la gruta que le había construido especialmente, desde entonces, cada año le celebraba su fiestita y el finado Romero le llamaba la  misa del volvedor.

10.      CUATRO TIROS.

Entre las formas de pescar, existe la más peligrosa y prohibida que consiste en la detonación de un cartucho de dinamita, el mismo que envuelto en plásticos y con un poco de peso se tira con la mecha prendida en la posa elegida. La explosión mata los peces sin distinción alguna, facilitando a los pescadores la pesca que suele ser abundante. A este artefacto se le llama “TIRO”.  
Doña Clota una cebichera muy conocida en el pueblo, llegó una mañana a casa de Vicente, un ex trabajador  del Ministerio de Transportes, para que le proporcione estos artefactos; al tocar la puerta esa mañana, los esposos discutieron: anda ve quien busca, … anda tu so borracho….., Convincente la expresión obligó a Vicente a recibir la visita, encontrándose que se trataba de la cebichera quién al darle los buenos días hizo pensar al dueño de casa “¿qué habré estado tan borracho para haberle fiado chicha? Si yo no soy chichero”, contestando cordialmente el saludo.
La visita le refiere luego: “le mandó saludos mi esposo”; nuevamente sorprendiendo a Vicente quién pensó “¿qué de borracho le habré faltado el respeto para que su esposo tenga que mandarme recados?”, pero dando por recibidos los saludos.
La señora muy respetuosa y con humildad tranquilizadora para Vicente le dice:  DE PARTE DE MI ESPOSO, QUE SI PUEDE HACER EL FAVOR DE DARME CUATRO TIROS. La  respuesta no se hizo esperar  contestando Vicente exhalando su intriga “señora a mis 70 años se me hace difícil dárselos en una sola acostada, pero descansando, descansando si  le prometo cumplir con el ruego.
      La chichera como es de suponer reaccionó un poco airada aclarándole que se trata de tiros de pescar no de los que Ud. borracho malcriado se refiere porque mi marido todavía puede, retirándose sin recibir sus CUATRO TIROS.

11.      POR QUERER SUICIDARME CASI ME HE MATADO.
El tío Pedro Gato, un campesino jaranero, juguetón, sufría un cuadro depresivo que lo afligía tanto al punto que decidió poner fin a su existencia. Para ello se fue a su chacra de Villaflor y escogiendo el palto más grande amarró la punta de una soga en la parte mas elevada, y en la otra punta hizo una gasa donde encajó su escuálido pescuezo, luego se dejó caer para morir ahorcado.
En la chacra vecina estaban trabajando unos peones quienes escucharon un golpe seco como la caída de una cabeza de plátanos maduros. Pensando que era su día de suerte, fueron  corriendo a comérsela, encontrando a don Pedrito tirado en el suelo desmayado, y como era previsible, lo reanimaron.
Sorprendidos de lo que estaban viendo, los peones le preguntaron  el significado de la soga en el cuello, porque sabido es que para trabajar en altura y evitar caídas se amarran de la cintura no del cuello, respondiéndoles adolorido el infortunado Pedro Gato: “CARAJO, POR QUERER SUICIDARME CASI ME HE MATADO”, no me acordaba que tengo siete vidas les dijo.
Decepcionado regresó a su casa para contarles que le falló el tiro pero que el golpe le había quitado la depresión y la cojudés de quererse suicidarse porque por ello casi se había matado.

  1. POLVO DE ZAPALLO.
Emperatriz había encargado a su primo Santiago, más conocido como Zapallo, que le traiga de Canchaque, unos sobrecitos de polvo de teñir o anilina para pintar unas telas, dándole el dinero para el encargo y una comisión significativa por el mandado. Como los días pasaban y el encargado, que dígase de paso, era conocido por su amor al trago, no llegaba con la compra, Emperatriz se puso al aguaite del primo.
Al verlo bajar a su escuela, burlonamente para hacerle notar el incumplimiento, en forma inversa le dijo: “ZAPALLO, QUE BUENO QUE ESTUVO EL POLVO”,  sin saber que la palabra polvo tiene otro significado entre hombres, mi padre que escuchó las expresiones de mi madre le inquirió TONTA, SI NO SUPIERA QUE A TU PRIMO SE LE QUEMA EL ARROZ ME HUBIERA PUESTO CELOSO, OTRO DIA NO TE EXPRESES DE ESA MANERA. A mi madre no le quedó mas que reírse sonrojada por su falta de “agricultura” como dicen en El Faique.

  1. A PIURA POR COROTÓN.
El Sacerdote Miguel Jesús Ramírez le pidió a mi padre que salía a las campiñas de El Faique que le consiga gallinas criollas, según él para llevarle a su esposa que vive en Piura, pero por una denuncia ante el Juez de Tierras hecha por Samuel Santos mas conocido como COROTON, Oscar tuvo que viajar a Piura.
Llegado el día del viaje, el tío curita desde la plaza le grita a mi madre preguntándole Emperatriz que es del sobrino. Ella explícita como todo faiqueño le contesto en ese mismo tono de voz, “SE HA IDO A PIURA POR COROTON”. Sorprendido el cura bajando la cabeza murmuró caramba, ¿qué en Piura faltan corotas?.

  1. COLOLO CON EL  PUGO AFUERA.
En El Faique, como en pocos pueblos, la amistad se considera básica entre pobladores, motivando muchas veces un abuso del lenguaje, pues la mayoría tiene sobrenombre, muchas veces de animales como el caso del profesor Vásquez  mas conocido como Cololo y Nolasco Santos conocido como Pugo, sinónimo de paloma, pichula o pene.
Nancy una linda morochita faiqueña, se había peleado con Nolasco  porque no le reconocía una hija que habían procreado.
En cierta ocasión, la madre de Nancy la manda a hacer compras urgentes, pero la compradora se demoró demasiado y la madre le recriminó por la tardanza, la pobre Nancy le contestó, que había tenido la necesidad de darse una vueltaza para llegar porque cerca de la casa estaba COLOLO CON EL PUGO AFUERA,
La madre le replicó que seguramente iba a mixionar por eso se lo había sacado en la calle; sin saber que se refería a su querido yerno, no al instrumento viril. Tampoco un profesor haría un ridículo en la calle.

15.      Lactando.-
En El Faique, el que no ríe no vive, y el que no afana es un gil,  todo el mundo le entra a la chacota. Es un pecado molestarse porque nada es en serio, todo se hace en broma y a cambio de una carcajada. Un día, Nolasco Santos, haciendo alarde de su hombría, después de hacer un “arrastre” llega a la  banca ubicada en la plaza, convertido en el centro de tertulia, mostrando las huellas de tierra en sus rodillas, al verlo  llegar orondo, Joshelo con tono burlesco le dijo MIERCOLES, NOLASCO HA ESTADO TIRANDO SU MAME, desvirtuando la hombría del exhibicionista.

16.      AHORA, HASTE EL MUERTO.-
Mi tío, más conocido como Sapo, sufrió un accidente que por poco le causa la muerte, recuperado, después de varios meses regresó a las jaranas y la infaltable chacota, por hacer su chiste comentó que San Pedro no lo recibió porque le faltaban los cuernos, Abel que tenía otro criterio, con tono bromista, le contesta al toque, HABER, AHORA HASTE EL MUERTO. Dando a entender muchas cosas.

  1. NO ESTAS SOLO..-
 Otro día el tío Sapo llegó orondo a la cantina de Pedro, que estaba llena de gente observando un programa político, y pide una gaseosa, haciendo su chiste le dice al dueño: no adivinas ¿qué estoy tomando?, Ante la  negativa, tomando notoriedad, Sapo le explica que está tomando ANTICONCEPTIVOS, un borrachito palomilla, desde el rincón donde  no lo veían respondió, SI, NO VES QUE TU NOMAS LA CHANCAS A TU MUJER. De broma a broma le había dicho lo que todos comentaban, originando una estruendosa carcajada, el cliente, como en el caso anterior no le quedó mas que una mueca de sonrisa para asegurar que era broma.

 18)      VALIOSOS  CUERNOS.

El abuelo Risio llevaba su ganado de Villaflor a Huayanay, al pasar por El Faique, se ponen a pelear el toro padrillo  un hermoso Brown  Swiss muco, con pequeño con cachos, el cornudo golpeó con su asta al semental y los hizo correr, Clemente, un tío a quien le dan fama de cornudo, en tono jocoso mira a la concurrencia y les dice: ¿Se dan cuenta de LA IMPORTANCIA DE LOS CUERNOS? Logrando risotadas de la gente.

19)            LA MUCA ES TUYA.

OSCAR ARRIETA sacrificó dos carneros para consumo local, Emperatriz, su esposa le pide que deje para preparar un copús la cabeza del muco porque menos trabajo para limpiarla. Una señora llega y le propone a Oscar, que le venda una cabeza, Emperatriz desde su cocina preocupada para que no vendan la cabeza que necesitaba, le reitera a su esposo: OSCAR LA MUCA ES MIA para tranquilizarla Oscar le responde: si mi amor no te preocupes; la compradora, mal interpretando las expresiones le replica a Emperatriz, No señora yo estoy pidiendo la cabeza del carnero no otra cosa, porque si bien es cierto don Oscar me gusta, pero prefiero a un hombre soltero.

20)       CARA FIERA.

Fulgencio  es un mozuelo campesino ahijado de mi padre, criado como tal en mi casa, por esos asares de la vida, llegó a tener por hembrita la mulata más bonita del pueblo, el idilio empezó con fuerza, el mozo respondiendo con ímpetu las oportunidades que le brindaba la jijuneta como le llamada cariñosamente, y ella, disfrutando de su segunda soltería, con ganas. Muchas ganas. Así el viento la trajo acá el viento se la llevó, pues una respetable autoridad se enamoró de ella y despojó al cholo de su hermosa  prenda. Ella le había ofrecido quererlo eternamente, vivir aunque sea en la punta del cerro con tal de estar juntos los dos; y él, muy humilde por cierto, le creyó a la bandida. Feliz hasta bromeaba que iba a tener hijos coloraditos prestándole a Boris para que la empreñe porque él era cholo y Boris era rubio. Sintiéndose desilusionado viéndose abandonado se  dedicó al trago, no comía, no dormía ni vivía en paz.  Una tarde en la inverna de Huayanay mi padre lo encontró llorando. Y sin argumentos para consolarlo, le dijo que debía olvidarla a esa chola vieja y fea, a lo que desconsoladamente Fulgencio contestó: Hay padrino, es cierto es mayor que yo, aunque tiene  su cara fiera, y su cosita como molleja, pero su dentro es RIQUISIMO padrino, y siguió llorando.

21.      PELEA DE GATO Y COLAMBO.-

Este episodio nos lo contó el tío gringo. Y se lo dedico en blanco y negro.
Una noche de plenilunio, después de sacar mi plancito, me iba a Pampa Alegre,  al pasar por la chacra de Floro Cerro, escuché un latigueo acompañado del maullido estrepitoso entre las plantas; al acercarme a observar por detrás de los guayaquiles que cercaban la parcela, descubrí sobre unas piedras, el pleito entre un erizado gato negro y un colambo muy grande y grueso; una pelea colosal donde el gato daba saltos y arañaba al colambo, y el colambo se defendía dándole fuertes latigazos, pelea desigual  de latigazos, arañadas y maullidos terroríficos de dos colosos que se odiaban a muerte, imagínense ustedes lo horrendo de este espectáculo nos contaba, la curiosidad  me dominó siguió contándonos, al punto que me he metido a la chacra para verlos mas de cerca, en su ir y venir de golpes llegaron bajo unos guabos donde no les podía ver bién, por lo que tuve que prender mi linterna de mano para ver mejor el encuentro, parece que el gato llevaba las de perder por que tan pronto prendí la luz aprovechó para darse a la fuga. .…. como la pausa se extendía no faltó un ingenua que preguntó lo que usted estaba pensando, ¿y el colambo? Contestándonos el conocido expositor con las manos en los bolsillos del pantalón, que lo llevaba entre sus manos, para tranquilidad de los presentes y quien sabe también de usted amigo lector.

MUERTA DE PENA.

El presente tema va dedicado a todos los hijos del mundo, esperando no vuelva a suceder.
El miércoles después del día de la madre, encontré a un ex compañero de clases, en la plaza de El Faique, al saludarle le pregunté la razón de su visita, ya que él vivía en Canchaque. Me respondió que estaba haciendo unos papeles porque había muerto su madre, y que ayer martes la habían enterrado. Muy acongojado le di mis condolencias, que ahora se las retiro porque si no supo querer a su madre en vida no creo que habría sentido dolor de perderla. Digo esto por el siguiente motivo:
Una humilde mujer procreó tres hijos, los cuales al formar sus hogares la abandonaron, para irse a vivir a la costa, dejándola con su anciano esposo, como único sustento tenían los productos de su parcela, el año 98 la cosecha se perdió por efectos del fenómeno La Niña, y no les quedó otra alternativa que pedir a sus hijos que la ayuden. Estos respondieron a sus múltiples llamados diciéndole que vía CIVA le enviarían la propina. Con la esperanza de recibir algo, ella siempre iba a la agencia, a preguntar por su giro o su encomienda, en otras oportunidades iba a la Comisaría PNP, o a los vehículos  conocidos a preguntar si es que han visto a sus hijos y si  es le han enviado algún encargo para ella recibiendo la misma respuesta. No han enviado nada. Los vecinos ya se habían dado cuenta de esta crítica situación , y como son caritativas le brindaban alimentos.
Al  aproximarse el día de la madre, renacieron las esperanzas en la pobre anciana, como sus necesidades apremiaban y casi todos las tardes repitió sus visitas en busca de correspondencia. Se llegó el día viernes y con mas ansias esperaba que por tan magno día la visiten ya que no han podido hacerlo antes, salió desde el medio día a la plaza de armas donde ya la reconocían y sabían de su afán, había renunciado a las invitaciones de los colegios e instituciones que la eligieron como madre pobre para simbolizar en ella a la sacrificada madre; cada carro que llegaba a controlar al puesto policial, avivaba en ella la esperanza de ver llegar a sus hijos o por lo menos una cartita de ellos, ya no quería nada más, había recibido una canastita con víveres y unos dulcecitos. Ya bien caída la noche  al no llegar nadie entristecida regresó a descansar a su casa cansada de esperar felizmente los vecinos no la habían olvidado y le tenían su almuerzo y cena esperándola.
Si el viernes no pudieron viajar el sábado seguramente a primera hora deben estar llegando porque imposible que no lleguen. Tomo su desayuno a las 7 y salió nuevamente a la plaza, la gente que la veía se preocupaba de verla hasta tan tarde sin almorzar brindando un cuadro desgarrador para las madres que alegres se preparaban a celebrar su día inclusive en muchas casa empezaron las celebraciones con tragos comidas y la música a todo dar. Ella  como el día anterior, sentada en la plaza buscando siempre la sombra de las plantas; al escuchar el sonido de los vehículos corría a ver si llegaba su anhelada visita, nuevamente con las mismas respuestas que el día anterior, lo único que habían aumentado son sus angustias por la espera y a la vez porque el domingo se había aproximado, faltaban horas, luego minutos y su visita no llegaba, retirándose nuevamente a descansar esta vez con mas sueño porque no había podido conciliar el sueño la noche anterior.
La mañana del domingo se levantó muy temprano, con la cara de trasnochada tomó una guayusita no mas,  abrió la canasta ganada el día anterior y preparó un almuerzo familiar, limpió su casa y hasta pidió que le presten un sol para comprar unas velitas para llevar a la iglesia, se puso su mejor vestido, y bien bonita salió nuevamente a esperar a sus hijos, imposible que hoy no puedan venir, ya pasó el viernes de trabajo, el sábado de viajes y celebraciones en sus casas, ahora les toca con su madre pensó con alegría.
Se puso a escuchar misa de nueve y dando tiempo hasta que suene el primer carro, se inclinó ante la Virgen del Carmen prendió sus cuatro velitas y se puso a pedirle como madre de Cristo que proteja a sus hijos para que no les suceda nada en su viaje. Luego salió corriendo al escuchar el sonido de carro, era CIVA que bajaba de Huancabamba, sin embargo ya ella no se apartó de su puesto de observación; los carros comenzaron a desfilar uno tras otro y otro hasta las tres de la tarde en que terminaron de pasar los buses de servicio público. Presa de fuertes dolores en el pecho, sumamente deprimida, al no ver llegar a ninguno de sus hijos entristecida, empezó a caminar rumbo a su casa  rezando  su rosario. Una vecina que la estuvo esperando para invitarle almuerzo, la vio caminar casi en el aire y entrar presurosa a su casa. Al llegar con su plato de comida, no la encontró en la sala como de costumbre por lo que tuvo que ir hasta su cama donde la encontró tendida sobre su cama durmiendo el sueño eterno, Se murió de pena, fue tan grande su amor, como tan grande fue su decepción y su dolor, que le destrozó el corazón según dijo el pueblo testigo de sus penurias y sufrimientos. Esta era la madre de mi ex compañero de clases y a ella mi homenaje póstumo a quién no he tenido la suerte de conocer.